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Educación financiera en escuelas, una solución a futuro

Las cifras no juegan a favor cuando se habla de educación financiera, el reto se dibuja como un desafío social. A mayor nivel de estudios, más conciencia sobre finanzas, y entre más joven se aprenda, mejores resultados.

En los últimos años, millones de mexicanos se han integrado al sistema financiero formal sin tener los conocimientos para obtener verdaderos beneficios. El conocimiento relacionado con las finanzas del país, de las empresas, pero sobre todo personales, es muy bajo y en algunos estratos de la población prácticamente inexistente.

Existe relación entre el nivel de aprendizaje y la educación financiera, entre más estudios tenga una persona, más conocimientos y conciencia tiene sobre los fenómenos financieros que lo benefician o perjudican.

El 40% de los adultos del país operan en sistemas informales pagando costos inaceptables y en algunos casos perdiendo sus patrimonios. Algunas familias han perdido recursos por recurrir a fórmulas de ahorro que en algunos casos han sido verdaderos mecanismos de defraudación.

Menos del 20% de la población adulta lleva un registro de sus gastos y menos de la mitad de la población económicamente activa tiene un método formal de ahorro, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).

Algunos expertos señalan que quien no participa en el crédito, ni en el ahorro, ni contrata un seguro, está siendo excluido de las oportunidades de desarrollo y crecimiento personal, así como de la oportunidad económica para las familias.

En México las cifras no juegan a favor cuando se habla de educación financiera, los mexicanos no tenemos cultura del ahorro, tampoco sabemos en qué gastamos. Para que exista una inclusión financiera eficiente se requieren de: acceso y uso de los productos financieros, protección al derecho de los usuarios y educación financiera.

¿Sirve la educación financiera?

Desarrollar la cultura del ahorro, educación bursátil, fondos de inversión, crédito, medios electrónicos bancarios, la importancia de las pensiones, cómo registrar una marca, la constitución de sociedades mercantiles, y cómo manejar tu presupuesto, etc, son todos, temas para los que es necesario un nivel especializado de conocimientos.

Si bien análisis previos restaban importancia a los impactos de los programas de educación financiera, estudios más recientes con muestras más grandes y metodologías mejoradas han encontrado resultados positivos.

La educación financiera puede complementar las políticas de inclusión financiera. Evidencia reciente muestra que las lecciones impartidas por una institución financiera con fines lucrativos aumentaron la familiaridad y confianza, particularmente con la institución en cuestión.

La educación financiera es un derecho y una obligación de todos los habitantes de un país, pero existen sectores a los que se les debe poner especial atención, aquí estos sectores y las causas:

En los jóvenes puede proporcionar mayor impacto

Las personas más jóvenes son más entusiastas para aprender nuevas habilidades con el fin de enfrentarse a entornos más complejos y así ser más flexibles que los adultos. El trabajo con jóvenes en edad escolar reduce los problemas de participación y asistencia, que son problemas permanentes entre los adultos. Además, las intervenciones en la escuela pueden proporcionar una participación excelente a bajo costo.

Sin olvidar que en ocasiones es necesario hacer algo obligatorio para que produzca resultados. Un estudio reciente analiza la evidencia de los programas para jóvenes en todo el mundo y obtiene impactos grandes en las habilidades financieras en modelos que incorporan cursos obligatorios; los programas extracurriculares tienen efectos pequeños.

Otro estudio concluyó que la educación financiera mejora los conocimientos entre alumnos de enseñanza preparatoria con efectos duraderos en el comportamiento. Tres años después de la intervención, los datos de la oficina de crédito señalaban que los alumnos que recibían lecciones de educación financiera mostraban un mejor desempeño en el pago de las facturas y los préstamos.

El programa también tuvo efectos positivos en las habilidades y el comportamiento de los profesores y los padres. En los profesores aumentó la probabilidad de que ahorraran, particularmente a través de canales formales, también que pidieran prestado a bancos, y redujeron sus tasas de morosidad.

La mejor herencia

De acuerdo con la encuesta realizada la Asociación Mexicana de Afores (Amafore) el 72% de los mexicanos no tiene planes para el momento de su retiro laboral, esto deja un gran abismo y carencia de una cultura financiera.

Así que la mejor herencia a los hijos no es la educación, sino enseñarles a manejar bien su dinero y mostrarles cómo tomar las decisiones adecuadas. Es importante que desde temprana edad, entiendan que la economía es algo que los afecta de manera positiva o negativa en todos los aspectos de su vida.

Además de la educación impartida desde casa a través de la típica alcancía, es importante comunicarse con los niños en su propio lenguaje: a través del juego. Este aprendizaje debe ser una educación y formación integral, que incluya la cultual financiera y les permita el acervo necesario para decidir, más tarde, como jóvenes, el tipo de actividad económica que corresponda a su vocación, capacidades y talentos personales.

La infancia es la mejor etapa para iniciarlos en un tema que todos requerimos, como jóvenes y adultos. Todos necesitamos sólidos fundamentos y sanos hábitos financieros, y como cualquier otro hábito sano, debe iniciarse a temprana edad.

Para empezar en casa

Son los padres los responsables de acercar a los niños a la cultura financiera y conducir el proceso de enseñanza en la materia. Sin embargo, en muchos casos, los padres de familia dan por hecho que en el ciclo natural de la vida habrán de aprender por sí solos, y suelen hacerse a un lado ante esta responsabilidad.

Se puede estimular a los niños con opciones nada complicadas y sí efectivas con la finalidad de hacerlos protagonistas de sus propias decisiones.

Se les puede asignar una cantidad mensual o semanal, y desde un principio decirles que ellos tienen que distribuir ese “ingreso” de tal manera que alcance para su lunch, para cuando salgan de la escuela, los gastos de papelería y una parte para el ahorro.

Para incentivarlos a ahorrar, una opción es decirle al niño que por cada 20 pesos que ahorre, el “banco” (o sea los padres) depositarán cierta cantidad extra que sería el “interés”, la analogía es que está ahorrando y obtiene una ganancia, un rendimiento.

Para enseñar a los niños a valorar lo que cuesta ganar el dinero, se puede pagar a los pequeños una determinada cantidad por hacer las labores del hogar como lavar los platos, además aprenderán a tomar decisiones con dinero propio.

Hábitos financieros para los hijos

Lograr que los hijos desde pequeños, conozcan el valor del dinero y sepan cómo hacerlo que trabaje para ellos, les ayudará a potenciar sus metas y encontrar los medios adecuados para lograrlas. Es importante enseñarles la importancia de ciertos hábitos financieros para que aprendan a tomar decisiones inteligentes basadas en sus intereses.

Por supuesto que es probable que se equivoquen, pero es mejor que sea temprano y con pocos recursos, que tarde, con sumas más considerables.


1. Apertura en cuanto a la forma de recibir ingresos

Debemos platicar respecto a que existen distintas maneras “honorables” de obtener dinero: un trabajo remunerado, un negocio, una inversión, entre otros. Al recibir dinero es importante cuidarlo y situarlo en una cuenta de ahorro para tenerlo disponible sin tenerlo todo el tiempo en la cartera.

2. El dinero no es un recurso “infinito”

La idea de que uno puede ir al cajero y sacar dinero para lo que uno requiera, no significa que podamos disponer en el momento que queramos de la cantidad que necesitemos. El dinero está en una cuenta de ahorro y conforme vamos disponiendo de la misma, este se va agotando hasta quedarnos sin dinero. Por lo que debemos ir depositando dinero nuevamente en nuestra cuenta para mantener un “balance positivo”.

3. Aprender a posponer el beneficio inmediato para alcanzar un objetivo

Si nuestros hijos desean un juguete, debemos enseñarles que para obtenerlo deben ahorrar. Este proceso formativo les enseñará a valorar lo que tienen y a luchar por alcanzar un objetivo. No es necesario tener una meta concreta, se puede ahorrar también para posibles “eventualidades” o para que en el momento que ellos deseen algo, estén más cerca de la meta.

4. La importancia de invertir

Es aconsejable abrir una cuenta de inversión para los menores y enseñarles que si invierten su dinero, pueden hacer más dinero. Si no es posible, existen simuladores, hay varios en las redes.

Es importante hablar con nuestros hijos de finanzas y de hábitos financieros, en un lenguaje que sea para ellos sencillo de entender, práctico, pero sobre todo divertido, que le vean la utilidad para poderlos interesar en el tema. Esto traerá éxito en el resultado, recordemos que “el ejemplo arrastra” por lo que en la medida que nosotros seamos ordenados en nuestras finanzas personales, ellos también lo aprenderán.

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