La estrategia es una combinación de orientación hacia el objetivo y enfoque en las acciones para alcanzarlo. Así deben dirigirse las campañas victoriosas, tanto si se es un gerente de negocios o un jugador de ajedrez.
Una forma habitual al hablar de negocios es considerando la competencia, así como en un campo de batalla, el mercado presenta una cantidad de riesgos que complican el camino de los emprendedores. Así como en la guerra, los líderes de negocios pueden plantearse una ruta hacia el éxito inspirados en una partida de ajedrez.
El Ajedrez se ha descrito de acuerdo a los objetivos e intereses de los que lo definían, sabemos que es un instrumento para el ejercicio de procesos mentales, una referencia en el desarrollo personal, una práctica para las habilidades de visualización y de memoria, e incluso un referente en de rectitud moral. Pero no hay nada más correcto que identificarlo como un juego de estrategia.
Existen analogías para muchas tareas del Emprendedor, el Gerente y los líderes de negocios en el juego del ajedrez; analogías útiles para la práctica empresarial, quizá por tratarse de un juego que tiene casi la misma edad que las inquietudes comerciales del ser humano.
Te presentamos algunas comparaciones similares entre el ajedrez y los negocios que pueden dejar interesantes enseñanzas:
Cada pieza tiene un propósito
En el Ajedrez comienza con el acomodo de piezas con diferentes ubicaciones y funciones. Desde el peón hasta el rey, cada una tiene capacidades y posiciones distintas.
Si carece de experiencia, un jugador es muy probable que mueva muy rápido las piezas de su segunda línea para intentar obtener desde el inicio una posición de ventaja. Los jugadores con experiencia saben que todas las piezas trabajando en conjunto, es lo que garantiza un rendimiento exitoso.
Los peones se mueven para abrirle paso y respaldar a los caballos, las torres se reservan un poco para soportar un enroque y los alfiles coordinan con la reina un flanqueo al rey. Cada pieza juega su parte, y todas son necesarias para el diseño que arma la mente del buen jugador.
Es común que los líderes de negocios contraten únicamente “los mejores perfiles” para cubrir las necesidades de la estructura organizacional. Sea cual sea la definición de “los mejores perfiles”, ningún equipo de trabajo está compuesto solo por las “estrellas del show”, también hay ayudantes, asistentes, despachadores, recepcionistas, secretarias, mensajeros, etc. Cada uno juega un papel determinante en el conjunto, al margen de su “tamaño” y posición. Esto aplica de igual forma para la combinación entre personal joven y experimentado. Porque así se perfeccionan procesos de capacitación, alternancia y evolución de las prácticas de trabajo.
Es necesario asegurar -al igual que en el ajedrez- que todos conozcan su papel al lado de los demás, y que lo sepan con la misma claridad que el objetivo que se persigue. Así se aprovechará la participación de todos y se creará una sinergia entre todos los elementos.
Ganar es un objetivo, no una estrategia
Los innumerables movimientos que existen en el ajedrez y los negocios representan un gran desafío. No es suficiente establecer el objetivo de ganar, es necesario determinar el cómo.
Los maestros del ajedrez ven patrones en los movimientos de las piezas en todo el tablero; no hacen evaluaciones de una pieza en particular o de un movimiento, anticipan las acciones del conjunto de piezas y las decenas de movimientos que se pueden hacer.
La capacidad de analizar acciones y resultados, combinada con el reconocimiento de patrones específicos es lo que define la estrategia. En el ajedrez se habla de “gambitos” y “desenlaces”, equivalente a “etapas de siembra” o “mercados maduros” en el mundo del emprendimiento. Las acciones que permiten éxitos al inicio son diferentes a las que conducirán a lograr la victoria.
Al conocer fortalezas y debilidades propias, así como del oponente, los jugadores evalúan las opciones y deciden acciones con mayor probabilidad de vencer: enfoque agresivo o defensivo, buscar ganancias cortas o ventajas a largo plazo, cómo responder a los desafíos en el camino.
La estrategia es una combinación de orientación hacia el objetivo y enfoque en las acciones necesarias para alcanzarlo. Así deben dirigirse las campañas victoriosas, tanto si se es un gerente de negocios o un jugador de ajedrez.
Orientación permanente en los objetivos y enfoque en las tareas dirigidas a conseguirlos. Ambas cosas en simultáneo.
Trabajar de acuerdo al mercado, no de acuerdo al plan
En el ajedrez el oponente intenta predecir y frustrar el plan del oponente, aplica su estrategia para capturar más piezas. En los negocios, los competidores buscan acaparar clientes, plazas, canales, participación de mercado, etc.
Varias organizaciones trabajan bajo el esquema de “planear el trabajo y trabajar en el plan”. Intentan predecir cada requisito, acción, trabajo y hasta horas de esfuerzo en las actividades del negocio. Buscan anticipar para dar tranquilidad respecto a sus inversiones y el futuro. Sin embargo, es más efectivo un enfoque ágil centrado en ajustes a las tareas que se desarrollan en el mercado y a la capacidad de “pivotar” ante condiciones nuevas o cambiantes. Las acciones inteligentes siempre superan a un plan riguroso.
La planificación es importante, pero el éxito es determinado por una estrategia que se ajuste a las circunstancias, no un plan estricto y rígido de tareas. La competencia se ajusta constantemente a lo que uno mismo hace y a las condiciones del mercado. El ganador será el jugador que se adapte más pronto y de manera más efectiva.
Tomar pausas para la reflexión
Todos los elementos: personas, estrategia y adaptación, son determinantes para los líderes de negocios exitosos. Pero un factor indispensable en el ajedrez es la importancia de tomarse tiempo para reflexionar.
Por medio de la reflexión el cerebro aprende, procesa nueva información, forma recuerdos y reconoce patrones.
El tiempo transcurrido entre los juegos de ajedrez es tan importante como el tiempo que se dedica a ellos. Los empresarios exitosos no son sólo personas que trabajan muy duro, son también ávidos lectores, meditadores, estudiantes y genuinos artesanos en lo que hacen. No solo se dedican a su trabajo, se toman el tiempo para pensar en él y mejorarlo.
El tiempo invertido en reflexionar sobre particularidades del trabajo, del equipo y de la situación paga siempre grandes dividendos.
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