La nación se encuentra ante la posibilidad de que decenas de miles de micro, pequeñas, medianas y grandes empresas, formales e informales, no sobrevivan a este periodo.
La agencia calificadora Moody’s dio a conocer su pronóstico para las economías del G20, México sería el tercer país más afectado, debajo de Italia, con una contracción del 8.2 por ciento de su PIB, y Reino Unido, con una caída del 7 por ciento.
Los costos económicos de la crisis del coronavirus se están acumulando rápidamente. Prevén que la economía del G-20 como grupo se contraerá un 5.8 por ciento en 2020. En tanto que Estados Unidos y Canadá (principales socios comerciales de México) se contraerán 5.7 y 6.1 por ciento, respectivamente.
Paralelamente en Latinoamérica, para Argentina y Brasil se pronostica una caída de 6.0 y 5.2 por ciento, cada uno.
Es claro que México enfrenta un escenario duro, para 2021 esperan que el PIB tenga una lenta recuperación, únicamente el 2.2 por ciento. Continuar con el resguardo obligatorio y la pausa de las actividades económicas como medida de prevención ante la crisis de salud, puede derivar en daños enormes para la economía de nuestro país.
El llamado
La nación se encuentra ante la peligrosa posibilidad de que decenas de miles de micro, pequeñas, medianas y grandes empresas, formales e informales, no sobrevivan a este periodo. Fuentes de empleo perdidas, planes, proyectos, patrimonios de empresarios y trabajadores hoy corren el riesgo de desaparecer a consecuencia de estas medidas de confinamiento social.
Retomar la vida económica, sin dejar a un lado la vigilancia y precauciones sanitarias e higiénicas sería lo ideal para este momento.
Las restricciones a la movilidad, las clausuras y sanciones para los negocios que decidan abrir, deben terminar para impedir que se acentúe la inmovilidad en la economía, y con esto, las peligrosas consecuencias que esto provocaría en el futuro inmediato.
Si bien es cierto que aún no nos encontramos ante una demanda imposible de solventar por la cantidad de pacientes contagiados y que requieran de cuidados hospitalarios, esto se debe, en gran medida, a que la cantidad de pruebas realizadas no han sido las necesarias para determinar, con números reales, la cantidad de contagios y quiénes son las personas que puntualmente tendrían que cumplir con un aislamiento riguroso.
Si las “actividades esenciales” continúan operando, esto es evidencia de que es posible que la actividad económica se retome totalmente, desde luego, con los cuidados y precauciones sanitarias y de higiene, que al reabrirse la economía deberían reforzarse, sin excepciones.
Lo que es muy grave es que cada día que pasa con la economía del país estática nos enfilamos irremediablemente a cargar con la responsabilidad de haber autogenerado una crisis que nunca debió alcanzar los niveles de destrucción de empleos y riqueza, ya de por sí, insuficientes para conseguir una solvencia deseada.
Las organizaciones empresariales, la sociedad civil, los ciudadanos libres y la clase política en el país, debemos exigir el fin del confinamiento cuanto antes. Por supuesto que la salud es la prioridad principal, pero debemos tratar de minimizar los daños colaterales para las millones de familias mexicanas que necesitan trabajar para comer.
Un retorno definitivo a las actividades normales en mayo, es urgente. Debemos empezar ya, pues para enfrentar al futuro de la mejor forma debemos salir del encierro.
La realidad
Sin embargo, Arturo Herrera, titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), aclaró que la reactivación de la economía mexicana comenzará a partir del 17 de mayo, en algunos municipios; y en las tres zonas metropolitanas más relevantes: Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey más tres focos, en Tijuana, Cancún y la zona metropolitana de Puebla, empezará hasta el primero de junio.
Las pérdidas económicas se presentaron en gran parte del mundo, por esto, instituciones financieras internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) establecieron préstamos para el financiamiento micros, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs), pues se espera que ellos serán los más afectados.
El BID y el Consejo Mexicano de Negocios (CMN), anunciaron el 26 de abril un financiamiento por 12,000 millones de dólares en apoyo a 30,000 MiPyMEs. Y aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador se manifestó en contra del préstamo, Gustavo de Hoyos, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) aclaró que el programa de financiamiento no involucra recursos públicos.
Finalmente, el titular de Hacienda confía en que la economía se va a recuperar, y es optimista ante las negociaciones con instituciones de financiamiento en el extranjero, pues el financiamiento del BID no es el único que se implementara para el apoyo, instituciones como el Banco Mundial y la CAF (banco de desarrollo), también aportarán fondos.
Hacienda espera un incremento de entre el 1.5% y un 2% del Producto Interno Bruto (PIB) y confía en que los estímulos fiscales que otorgaron a Pemex rindan los resultados necesarios para que esta crisis no sea fatal para la economía ni el futuro de México.
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