Si se desata una crisis alimentaria y los saqueos y escasez de alimentos se intensifican, podríamos sumirnos en la barbarie.
Las condiciones que se vivían a nivel mundial antes de que iniciara esta gran crisis de salud estaban en una situación grave, y ahora, el futuro parece aún peor, debido a la paralización de la economía y los daños que ocasionará en el corto y mediano plazo.
Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura prevé medidas para contrarrestar una posible crisis alimentaria. Se sabe que las cadenas de suministros: productores, transportistas y procesadores, tendrán problemas para realizar sus operaciones. Por esto, busca conseguir 100 millones de dólares para asegurar la cadena y la asistencia para poblaciones en riesgo.
A los problemas ya contemplados desde el inicio de la epidemia, habrá que sumar el enjambre de langostas del desierto en el este de África, que ha arrasado con 200 mil hectáreas de cultivo de trigo y maíz en Etiopía. Los países de la región están amenazados, pues podría llegar a Somalia, Kenia, Eritrea, Uganda, Sudán del Sur, Tanzania y otros. Se corre riesgo de una emergencia alimenticia internacional.
Alrededor del mundo ya se pueden ver algunas muestras de barbarie, en la Ciudad de México han sido perpetrados saqueos, y evitado otros que eran planeados en redes sociales. En Italia, los robos a compradores con víveres se han vuelto frecuentes y llamados a robos colectivos por personas que argumentan no tener dinero para comprar alimentos. En Nairobi, Kenya, se registró a inicios de abril una estampida durante una distribución de alimentos.
Algunos gobiernos han tomado medidas que no contribuyen a la recuperación, 69 países han restringido la exportación de equipos médicos: Francia, Alemania, Pakistán, Sudáfrica, Taiwán o la India, son algunos ejemplos. Lo prioritario para cada país es su población, pero perjudican a los países que dependen de insumos o equipos médicos extranjeros, además de que encarecen a nivel local los recursos existentes.
La desconfianza ha permeado a todas las áreas, el departamento de ciencia y tecnología del Ministerio de Educación de China anunció que las investigaciones relacionadas al Covid-19, sobre todo las que analicen su origen, serán revisadas y podrían ser sometidas a veto.
Hay quienes especulan con medidas en extremo radicales, como decisiones donde se opte por abandonar a las poblaciones vulnerables a su suerte, para garantizar que los recursos cubran la necesidad de quienes tienen posibilidad de aportar en el futuro.
De momento en algunos países se están tomando medidas de emergencia humanistas, como la asunción de la administración pública del sistema sanitario privado en Irlanda, y otras desproporcionadas que socaban los principios democráticos. Para algunos esta es una contienda entre la democracia, la elección libre y la seguridad individual contra el gran Estado soberano.
Cuando finalice la pandemia, la dicotomía entre democracias y autoritarismos no será tan evidente, sino que se verán distintos matices de concentración de poder. Lo exitoso de cada modelo de gobierno dependerá de la confianza del pueblo en las decisiones e imparcialidad de las acciones. Puede ser el momento para considerar un punto intermedio entre un Estado disminuido con nulo gasto público nulo y un Estado acaparador de los medios productivos, esto con tal de poder reactivar las economías nacionales.
Una vez más el clima político internacional se muestra indeciso. Los países deben decidir entre cooperar o aislarse. Es importante la reflexión en torno a nuevas medidas ya que realmente se necesita. La retórica aislacionista es un mecanismo para acceder al poder que debe ser superado por el bien de la especie humana. Conoce las primeras entregas de esta serie. El mundo que nos espera, el capitalismo de vigilancia
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