Para que la visión egocéntrica de unos cuantos no ocasione que los deseos de uno sean el quehacer de todos, la importancia de las elecciones recae en la facultad que se le concede al ciudadano de elegir a sus gobernantes.
México ha experimentado en los últimos años un gran proceso de transformación política, uno de los cambios más significativos se vivió en julio del año 2000 con la alternancia en el poder político, producto de un proceso de cambio institucional gradual que se logró después de sucesivas reformas constitucionales que consolidaron las instituciones y los procedimientos electorales.
La existencia de una democracia plena requiere mucho más que la celebración de elecciones libres y auténticas. El hecho de conceder a todas las personas el derecho de votar en condiciones de igualdad política no basta para que un sistema político sea considerado como democrático.
La democracia es un término para designar a una forma de gobierno en que puede ejercerse el poder político del y para el pueblo. Es la forma de gobierno de las mayorías, a diferencia de las monarquías o las aristocracias.
Se puede definir como un método o un conjunto de reglas y procedimientos para la constitución del gobierno y para la formación de las decisiones políticas, más que de una determinada ideología.
Desde esta óptica, un régimen democrático implicaría que sus órganos legislativos o ejecutivos estén compuestos por miembros elegidos por el pueblo, que haya ciudadanos sin distinción de raza, religión o condición social y económica con capacidad para votar y elegir representantes; y que prepondere el principio de mayoría sin afectar los derechos de las minorías.
Las instituciones que velan éstos principios, en mayor o menor medida, pueden considerarse sustancialmente democráticas.
Es una condición que sólo puede ser alcanzada a través del respeto de los derechos fundamentales de los gobernados y, por consiguiente, del Estado de derecho. De igual forma, esta relacionada con la búsqueda de igualdad social y la lucha eficaz contra la superación de la pobreza.
La democracia va más allá de la perspectiva electoral, se entiende como un sistema que promueve el respeto de los derechos y libertades de las personas, la creación de oportunidades iguales para todos, la formación de valores de igualdad, tolerancia y respeto a las diferencias, fundamento básico de las relaciones sociales pacíficas.
Permitir que cualquiera de estos principios se trasgreda, habla de un sistema antidemocrático. Promover la trasgresión de alguno de estos principios es propio de un régimen totalitario. Es por eso que el próximo 6 de junio, los mexicanos tenemos una responsabilidad muy grande al participar en las elecciones.
Para que la visión egocéntrica de unos cuantos no ocasione que los deseos de uno sean el quehacer de todos. El despotismo que caracteriza a gobiernos totalitaristas urgen que la sociedad elija una representación democrática, en donde los dirigentes sean capaces y que realmente den solución a los problemas.
Aunque las elecciones no son sinónimo de democracia, son la puerta hacia una vida democrática, la elección de quien debe dirigir al pueblo, el espacio por el cual el ciudadano puede y debe exigirle a su representante que atienda a sus llamados.
La importancia de las elecciones recae en la poderosa acción que se le concede al ciudadano de elegir al gobernante y que no sean “los dioses” (los gobernantes en el poder) o las armas quienes lo hagan. Las elecciones son el poder de la sociedad, la puerta que se abre para crear instituciones democráticas y la mejor forma para que el ser humano busque y encuentre representación.
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